sábado, 2 de febrero de 2013

Capítulo 6

Narra Abie.
Me desperté con los incómodos rayos de luz que atravesaban la ventana. Mierda, la persiana. Ayer se me olvidó cerrarla. Me levanté lentamente, ya que por mis bajones de azúcar me podría desmayar. Me recogí el pelo con un moño malhecho. Me lavé la cara y me dirigí hacia la habitación de Alex. Llegó de su cena algo... Rara. No sé como explicarlo.
-Alex, venga cielo, ya son las 11. Vamos, hoy íbamos ir de compras tú y yo. -Le acaricié la cabeza con cuidado para que se despertara, pero, como no funcionaba, fui a la cocina y cogí un vaso de agua.
-¿¡Pero qué coño haces Abigail Dawson!? -Chilló al notar el contacto de agua fría en su cuerpo. Me empecé a reír a carcajadas. -No... Pero... ¿¡Por qué narices has hecho eso? ¡Gilipollas! -Empezó a llorar, tirándose sobre la cama mojada.
-Alex, perdóname, solo era una broma. Lo siento. No llores por favor. Lexie... Por fa. No llores más. Era una broma. -Me arrodillé ante ella y le acaricié la espalda.
-No es por eso Abie... Eso me da igual... Lo que pasa es... Harry... La cena... Y yo... -Rompió a llorar más fuerte. La recogí entre mis brazos y le empecé a dar besos en su pelo.
-Alex... Tranquila... Cuéntame qué pasó ayer... Ay, ay mariposilla querida. Que sufre de amor.
-¿Mariposilla? -Rió. -¿Desde cuándo me llamas mariposilla?
-¿Yo? -Asintió con la cabeza. -Desde hace 10 segundos. He conseguido hacerte reír. Venga, ahora que estás más calmada, cuéntame qué pasó ayer mientras preparo el desayuno. -Dije mientras la arrastraba a la cocina.

Narra Alex.
Mientras Abie empezaba a sacar los panecillos, la leche, Nesquick, croissants y, mis chuches favoritas, ositos Haribo, yo pensaba por dónde empezar a contarle la cena de ayer.
-Bueno qué, me lo cuentas o espero a las uvas de fin de año. -Dijo mientras se zampaba una galleta.
-Sí, sí.
*Flashback*
La cena había sido estupenda. Harry me había contado cosas de su vida, de cómo era su día a día antes de entrar en "X Factor" y después del concurso. Yo también le hablé de mi familia. De mis padres, mi hermano Nick y también de la muerte de mi madre. También le hablé de Texas. Me preguntó sobre cómo era mi vida allí, mis estudios, qué me gustaría hacer. Se sorprendió que supiese tocar la guitarra, el piano y la batería. Bueno, yo también me sorprendería, pero se diría que aprendo rápido. Mientras Harry pagaba, fui al baño para ver el estado de mi maquillaje. Me retoqué un poco y salí. Él ya me estaba esperando en la puerta del local. Me había llevado a un restaurante muy lujoso, por lo cual me quejé, ya que no quería que se gastara tanto dinero en mí.
-¿Te lo has pasado bien? -Me preguntó.
-Me lo he pasado genial. Muchas gracias Harry.
-De nada Lex. -Reí. -¿Por qué te ríes? 
-Es que nadie me llama Lex. Solo me llamaba así mi madre. -Sonreí tristemente.
-Si quieres te llamo Alex, pero es que Lex me gusta más.
-No, da igual. Me gusta que me llames así.
Seguimos charlando de camino a casa. Realmente me lo había pasado genial. El tiempo con Harry se pasaba volando. Cuando llegamos al la puerta de casa, nos quedamos unos minutos en silencio. Él me miraba y yo miraba al suelo. Me sentía incómoda, así que decidí romper el hielo.
-Bueno... Pues, hasta mañana Harry. Gracias por invitarme, me lo he pasado muy bien.
-Lex... Espera. -Me cogió del brazo tirando suavemente de mí hacia él. Acercó rápidamente sus labios a mi oído y susurró un "Lo siento si no te gusta lo que voy a hacer". No sabía a qué se refería. Si a clavarme un cuchillo o a cualquier otra cosa. Pero cuando pegó sus labios con los míos, supe perfectamente a qué se refería. 
*Fin del flashback*
-¿¡Te besó!? ¿¡Harry Styles te besó y por eso lloras!?
-Es que... El problema fue que me aparté. Ese beso no transmitía amor. Ese beso solo era un "quiero liarme contigo y mañana pasar de ti". Harry me gusta... Creo que me gusta... Es guapo, simpático y tal.. Pero... Si soy eso solo para él, prefiero no ser nada. Me aparté y él se fue sin decirme adiós...
-Menudo idiota si te quiere solo para un lío.  Pero tranquila, seguro que se arreglan las cosas. Y creo que a Harry le gustas, y no eres solo un lío para él.
-Bueno... Dejemos el tema, por favor.
-Vale. ¡Ah! mis padres van a venir dentro de una semana, unos dos días antes de que empiecen las clases. No te importa, ¿verdad?
-¡Claro que no tonta! Así los conozco.
-Te iba a proponer si quisieras invitar a los tuyos. Así ya se conocen. Parecemos una pareja presentándonos a nuestros padres. -Reímos.
-Pues por mí genial. Los llamo ahora mismo. Así también conocen Londres.
-¡Y yo quiero conocer al pequeñajo Nick!
-Claro que lo conocerás, pero caerás en sus encantos de niño rubito de ojos azules.
-¿Cuántos años tenía? Porque a lo mejor me lo ligo...
-¡Tiene cuatro años idiota! -Reí a carcajadas.
-Jo. -Empezó a reirse conmigo.
Recogimos la cocina y yo fui a mi habitación. Hice la cama. Cambié las sábanas mojadas por unas nuevas de color verde esmeralda. Al acabar cogí mi móvil y llamé a mi padre para proponerle venir a Londres esos dos días con Marie y con Nick. Aceptó sin pensarlo dos veces.
-¡Mis padres se apuntan a venir! -Le grité a Abie al finalizar la llamada.
-¡Genial! Voy a la ducha, ¿luego te apetece salir un rato de paseo?
-No, pero vete tú si quieres.
-Bueno, iré a comprar algo de ropa y vuelvo en seguida, no quiero dejarte sola.
-Que idiota eres. Vete el tiempo que quieras. Estoy bien.
-Bueno vale.
Me tumbé en la cama y cogí mi libro de "Los Juegos Del Hambre". Me lo había regalado Marie el día anterior de venir a Londres.
-¡Me voy ya! Cualquier cosa llámame, ¿vale? -Me chilló Abie desde la puerta de casa.
-Vale, y vete tranquila, voy a estar bien, tonta.
Me tumbé en el sofá del salón y puse la tele un rato. La verdad es que no estaba atendiendo mucho, solo pensaba en Harry. En que era una completa idiota en pensar que le podría gustar un poco. Una llamada a mi teléfono interrumpió mis remordimientos. Número desconocido.
*Llamada telefónica*
-¿Si?
-Hola, ¿eres Alexandra Fernández?
-Sí, esa soy yo. ¿Qué quería?
-Me llamo Nicole Espoletto y quería preguntar si seguís buscando una compañera de piso.
-¡Claro! Por cierto, ese apellido... No es de aquí, ¿verdad? 
-Nací en Milán, Italia, pero vine aquí a Londres a hacer un curso de fotografía. Y cuanto antes me traslade a vuestra casa mejor, si no tengo que buscar hotel. -Rió nerviosa.
-¡Ah! Wow, me encantaría ir a Italia algún día. Bueno, pues cuando tú quieras. Ya tienes la dirección. Ven ahora si quieres. 
-¡Perfecto! Muchas gracias Alexandra.
-De nada Nicole, pero llámame Alex si quieres.
-Y tú a mí Nicky. -Reímos. -Bueno, pues ahora nos vemos.
*Fin de la llamada*
Recogí un poco la casa. Limpié la cocina, coloqué la mesa del salón, recogí las cosas del baño y limpié la habitación que ocuparía Nicole. Justo al acabar sonó el timbre.
-¡Hola! Tú eres Alex, ¿no? -Preguntó una chica rubia, alta y delgada. Parecía amable y simpática. Como dirían algunos, "transmite buen rollo".
-Y tú Nicky, supongo. -Reímos. -Encantada de conocerte. Bueno, pasa. Te enseñaré tu habitación. Buscábamos compañera de piso porque necesitábamos ayuda con los gastos del piso, entonces así nos sale más baratillo a todas los arreglos.
-Ah, pues sí, mejor así. Goteras igual a humedad... -Dijo mirando hacia las paredes de su habitación. Una habitación de tonos beiges y marrones claros. Muy bonita, solo que la humedad estropeaba el entorno.
-Sí. Y los gastos serían 70 libras cada una. Eso sería el gasto del arreglo de las goteras e incluyendo el gasto de la pintura para las habitaciones.
-Pues perfecto.
Estuvimos hablando mientras le ayudaba a colocar ropa en su armario. Me habló de su familia en Milán. Vivía con su madre Rita y su hermana Carlotta de 6 años, ya que su padre había muerto un mes antes de nacer su hermana Carlotta.
-Hola Alex! Ya he vuelto. Estuve dando un paseo, compré muchas cosas y tengo un regalo para ti. ¿Dónde estas mariposilla? -Dijo Abie desde entrando en casa.
-¡Estoy aquí! -Respondí. -Yo también tengo una sorpresa para ti. -Miré para Nicole. Ella estaba algo extrañada. -Es la otra chica del piso. -Le susurré. Ella articuló un "Aaahh".
-¿Qué sorpresa? Dimeeee... ¿Y qué haces en esta habit...? Eh,... Hola.
-Abie, ella es Nicole Espoletto, nuestra nueva compañera de piso. Nicky, ella es Abigail Dawson, tu nueva compañera de piso. -Reímos.
-Encantada Nicole.
-Encantada Abie, tú llámame Nicky. -Reímos.
Estuvimos hablando un rato y luego fuimos a la cocina a preparar la comida. Antes llamé a la empresa que nos arreglaría las goteras para preguntarles. Vendrían hoy después de comer, según ellos era un trabajo muy sencillo y no tardarían mucho. Comimos tranquilamente, hablando de nuestras cosas, contándonos nuestras vidas... Y en poco tiempo Nicky se ganó nuestra confianza.
-Bueno, ahora recogemos la mesa y esperamos a que vengan los súper obreros. ¿No? -Preguntó Nicole.
-¿Súper obreros? -Estallamos a carcajadas.
-Claro, según ellos acabarán en una hora todo este trabajo.
-Cofiemos en ellos. ¡Ellos son Superman! -Dramaticé.
Recogimos, esperamos a los obreros que llegaron enseguida y mientras ellos se ponían con la faena, nosotras fuimos a comprar los botes de pintura a una tienda de bricolaje que había a unas calles de casa.
Abie eligió un color azul cielo, muy clarito, para su habitación; Nicky el mismo color que tenía su habitación y yo cambié el tono verde esmeralda por uno más suave, un verde clarito casi blanco. Pagamos la pintura y marchamos a casa. Estábamos a punto de llegar cuando unas voces conocidas aparecieron detrás nuestra.
-¿Os ayudamos chicas?

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